Mi muy estimada Doña Marie-Christine, Es siempre muy doloroso y sorprendente de recibir noticias del deceso de una persona que uno considera casi immortal por su grandeza de pensamientos y hechos. Su esposo fué para mi un faro de orientación y la luz permanente que me guió durante los muchos años de trabajo en Farchim en las oficinas de Friburgo y Bulle. Nunca olvidaré su último dia de trabajo en Bulle cuando me llamó por telefono a Inglaterra a despedirse de mí. Un verdadero caballero con un sentido del humor seco donde hubo amplio campo para buenos comentarios jogozos, juegos de palabras y amplias sonrisas. Como Ud. Doña Marie-Christine, yo tambien lo hecharé de menos. ! Que Dios le de fuerza y la bendiga! Beatrice-Helena Ariano, Basilea.